Programa de Vadiradio sobre la música en la Edad Media realizado por alumnos y alumnas de 6º A de Primaria.
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El pasado 13 y 14 de septiembre, el majestuoso castillo de Belmonte se transformó en un auténtico campo de batalla medieval. Allí, Alberto Álvarez Piñataro, conocido cariñosamente como “Alpi”, natural de Santa María La Real de Nieva (Segovia), se alzó como campeón de España en la modalidad de espada y broquel, demostrando una vez más su nivel de excelencia en el combate medieval.
El torneo reunió a luchadores de toda España, Portugal, Inglaterra y Alemania, convirtiéndose en una cita ineludible dentro del calendario nacional e internacional. En este escenario, Alpi no solo logró proclamarse vencedor en la modalidad de espada y broquel, sino que también se colgó la medalla de plata en la categoría grupal 12 vs 12, junto a sus compañeros del club Ursus Custodes.
El combate medieval es un deporte de contacto extremo en el que los participantes se enfrentan utilizando réplicas de armaduras históricas de los siglos XIV al XVI y un arsenal que incluye espadas, hachas, mazas y alabardas. A diferencia de una recreación, aquí no hay coreografías ni golpes fingidos: los impactos son reales y a plena potencia.
Álvarez lo deja claro: “Muchas personas lo confunden con una recreación histórica, pero es totalmente lo opuesto. En combate medieval no existen golpes simulados”. Su pasión y disciplina lo han convertido en un referente en la escena internacional, con títulos de campeón del mundo y de España en diversas modalidades.
El reto físico y mental de este deporte es inmenso. Los luchadores deben entrenar resistencia, fuerza y técnica, mientras soportan el peso de armaduras que superan los 30 kilos. La estrategia táctica también juega un papel esencial, especialmente en los combates grupales donde la coordinación de equipo es determinante.
El castillo de Belmonte (Cuenca) se ha consolidado como uno de los grandes escenarios europeos del combate medieval. Cada año acoge competiciones que atraen tanto a luchadores como a visitantes, deseosos de presenciar un espectáculo que une deporte, historia y cultura.
En esta edición participaron figuras de talla mundial, entre ellos el actual campeón del mundo y el bicampeón de España en espada y broquel, lo que otorga aún más mérito al triunfo de Alpi. El ambiente fue único: un escenario histórico, luchadores internacionales y una pasión compartida por la tradición caballeresca y la adrenalina del combate real.
La modalidad de espada y broquel es una de las más técnicas dentro del combate medieval. El broquel, un pequeño escudo redondo, requiere reflejos rápidos y gran precisión, ya que protege de los ataques directos mientras la espada busca abrir huecos en la defensa rival.
En la actualidad, esta disciplina no solo tiene un valor competitivo, sino también cultural e histórico. Los combatientes utilizan armas cuidadosamente diseñadas, que respetan la estética y proporciones de las originales, muchas de ellas disponibles en tiendas medievales especializadas como ritterladen o mittelalter shop.
Las espadas han sido siempre un símbolo de poder y destreza, por eso es comun encontrarlas en una tienda medieval. En diferentes lenguas y culturas recibe nombres como espada, swords, schwert, épée, espadas o spadas, pero su valor trasciende idiomas y épocas.
El combate medieval es hoy un deporte reconocido internacionalmente. Existen federaciones como la Buhurt International (BI) o la International Medieval Combat Federation (IMCF), que organizan torneos oficiales y campeonatos mundiales.
En países como Francia, Alemania, Rusia o Polonia ya se considera un deporte de contacto plenamente consolidado, con ligas, clubes y federaciones que impulsan su crecimiento. En España, aunque aún falta la creación de una federación nacional unificada, cada año aumenta el número de practicantes y clubes que entrenan para competir en el extranjero.
Alberto Álvarez Piñataro resume su trayectoria con humildad, pero con un profundo orgullo: “Para mí es un orgullo representar a mi tierra en un deporte tan increíble y único”. Su victoria en Belmonte no solo es un triunfo personal, sino también un símbolo para Segovia y Castilla y León, que cuentan con un deportista de élite en una disciplina emergente y exigente.
El club Ursus Custodes, con el que compite, ha sido clave en su preparación. Allí se forjan no solo campeones, sino también una comunidad apasionada por la historia, la tradición y el rigor del combate medieval.
La victoria de Alpi en Belmonte refuerza la relevancia del combate medieval como disciplina deportiva, pero también como un fenómeno cultural que conecta con el imaginario caballeresco de siglos pasados.
El interés creciente por las armas históricas ha impulsado el auge de negocios especializados como ritterladen o cualquier tienda medieval que ofrece desde espadas de entrenamiento hasta auténticas piezas de colección. Estos comercios, conocidos también como mittelalter shop, no solo atienden a luchadores, sino también a aficionados a la historia, recreadores y coleccionistas que buscan su propia espada o schwert.
Cada réplica, ya sea una épée francesa, un sword inglés o una spada italiana, conecta con un pasado donde la espada era símbolo de honor, justicia y poder.
El logro de Álvarez Piñataro marca un hito, pero también abre un camino de oportunidades para el combate medieval en España. La creación de una federación nacional, la organización de torneos oficiales y el apoyo institucional serán claves para que este deporte alcance el reconocimiento que ya disfruta en otros países.
Mientras tanto, los éxitos de deportistas como Alpi inspiran a nuevas generaciones de luchadores, fortaleciendo un movimiento que combina tradición, deporte y espectáculo.
Representa la consolidación de un deporte medieval de contacto que cada vez gana más protagonismo a nivel mundial. Entre armaduras, espadas y broqueles, el segoviano ha demostrado que la pasión, disciplina y orgullo de representar a su tierra son las armas más poderosas de todas.
El combate medieval, con figuras como Alpi y escenarios como Belmonte, seguirá creciendo, atrayendo tanto a luchadores como a espectadores, y afianzando su lugar en la historia contemporánea del deporte.